Lágrimas sobre el Belgrano
Había nacido en San Bernardo, provincia del Chaco, y adoptado a La Plata como su ciudad en tierra. Porque su vida era el mar, sobre el que vivió la mayor parte de sus últimos 21 años como Cabo Principal de la Marina. Su destino final fue el crucero General Belgrano, bombardeado por un submarino nuclear inglés en el episodio que más vidas cobró durante la guerra
Había nacido en San Bernardo, provincia del Chaco, y adoptado a La Plata como su ciudad en tierra. Porque su vida era el mar, sobre el que vivió la mayor parte de sus últimos 21 años como Cabo Principal de la Marina. Su destino final fue el crucero General Belgrano, bombardeado por un submarino nuclear inglés en el episodio que más vidas cobró durante la guerra
Por RICARDO CASTELLANI
Eran las 16 del 2 de mayo de 1982 cuando el primer torpedo del submarino nuclear inglés "Conqueror" impactó en la sala de máquinas del Crucero General Belgrano, el mítico navío sobreviviente del bombardeo de Pearl Harbor, un viejo buque de la clase Brooklyn botado en 1938, que transitaba con sus 1.093 tripulantes fuera del área de exclusión de 150 millas alrededor de las islas que unilateralmente habían fijado los ingleses. De aquellos marinos argentinos, 770 lograron salvar milagrosamente sus vidas. Pero 323 perecieron casi inmediatamente, en la que constituyó la tragedia naval más grande de la Argentina y el episodio que costó más vidas en poco tiempo de toda la guerra.Y entre aquellos que nunca volvieron estaba Miguel Angel Bordón, "el negro chaqueño" que había amado como nadie la vida de mar, a la que se había abrazado casi con desesperación ni bien terminó su servicio militar con destino de Marina en el año 1960. Porque "el negro", como todos le llamaban en tierra y a bordo, llevaba ya 21 años de servicio como Cabo Principal de la Marina viajando de puerto en puerto, desde la Isla Santiago a Punta Alta y, a quien, a sus 41 años, le quedaban solo cuatro para el retiro.El Negro era en realidad un chaqueño nacido en la localidad de San Bernardo que no tenía destino fijo en tierra pero que, cuando los barcos lo dejaban cerca, paraba en la casa de su hermano Ramón y de su padre Hilario, tambien chaqueños que habían adoptado a La Plata como su ciudad y a la zona de 23 y 84 como su barrio "de toda la vida"."Miguel era un negro bueno, un juerguista solterón que se jactaba de aquello de en cada puerto un amor. Ni bien terminó el servicio militar nos dijo al viejo y a mí que había encontrado su destino, que el mar era su pasión y que nunca más bajaría de los barcos. Y así fue que anduvo de barco en barco durante 21 años. Era cabo principal y su oficio, el de peluquero. En el 81 se subió al Belgrano, y su última comunicación con nosotros fue el 1 de abril de 1982. Nos dijo "me voy para la guerra", y nosotros no entendíamos nada. Era tan bromista que no lo tomamos muy en serio, porque en ese tiempo nadie sabía nada de ninguna guerra".El que cuenta es su hermano Ramón, quien durante su relato va de la sonrisa a las lágrimas al evocar la figura de quien todavía tiene por desaparecido, "porque en la carta que me mandaron a La Plata el 10 de mayo del mismo 82 decía que Miguel estaba desaparecido y nunca nos comunicaron que falleció. Un eufemismo, porque en las condecoraciones y diplomas de honor que luego nos dieron decía "al caído en combate". Uno en esa época era un poco ingenuo, si hasta a mi viejo Hilario, que se había ido a pasar una semana al Chaco, le mandé una línea por telégrafo que decía 'dieron por desaparecido a Miguel'. Y eso fue lo que también empezó a matar al viejo, porque a partir de allí se enfermó, y a los cuatro años, en el 86, también murió".Conocer sobre los últimos minutos de Miguel Angel fue para su hermano Ramón una obsesión de años. Hasta que pudo dar con Juan Carlos Marcos, un platense que también se desempeñaba como cabo principal en el Belgrano y que fue uno de los 770 sobrevivientes."Este hombre me contó que cinco minutos antes de que estallara el primer torpedo, Miguel había estado en imaginaria. Que se fue al camarote y que tras esos cinco minutos, el barco se fue convirtiendo en una bola de fuego. Me contó que muchos cayeron al agua, pero que Miguel salió del camarote y se abrazó a una columna de hierro, y que allí murió carbonizado. Y me dijo algo que jamás podré olvidar...me dijo que Miguel murió gritando "muero por la Patria"...Después, lo ya conocido y relatado por la historia. El primer impacto fue en la popa y el buque se escoró inmediatamente para dar paso a un silencio profundo primero y a gritos desgarradores después. El segundo impacto arrancó la proa y, una hora después, el Belgrano desaparecía bajo las aguas del océano, mientras en el mar flotaban decenas de balsas repletas de tripulantes que luchaban por soportar el frio para no morir congelados.Pero entre ellos no estaba Miguel Angel Bordón, el "negro chaqueño" que había adoptado a La Plata como su segunda ciudad y al mar como su domicilio eterno.
Eran las 16 del 2 de mayo de 1982 cuando el primer torpedo del submarino nuclear inglés "Conqueror" impactó en la sala de máquinas del Crucero General Belgrano, el mítico navío sobreviviente del bombardeo de Pearl Harbor, un viejo buque de la clase Brooklyn botado en 1938, que transitaba con sus 1.093 tripulantes fuera del área de exclusión de 150 millas alrededor de las islas que unilateralmente habían fijado los ingleses. De aquellos marinos argentinos, 770 lograron salvar milagrosamente sus vidas. Pero 323 perecieron casi inmediatamente, en la que constituyó la tragedia naval más grande de la Argentina y el episodio que costó más vidas en poco tiempo de toda la guerra.Y entre aquellos que nunca volvieron estaba Miguel Angel Bordón, "el negro chaqueño" que había amado como nadie la vida de mar, a la que se había abrazado casi con desesperación ni bien terminó su servicio militar con destino de Marina en el año 1960. Porque "el negro", como todos le llamaban en tierra y a bordo, llevaba ya 21 años de servicio como Cabo Principal de la Marina viajando de puerto en puerto, desde la Isla Santiago a Punta Alta y, a quien, a sus 41 años, le quedaban solo cuatro para el retiro.El Negro era en realidad un chaqueño nacido en la localidad de San Bernardo que no tenía destino fijo en tierra pero que, cuando los barcos lo dejaban cerca, paraba en la casa de su hermano Ramón y de su padre Hilario, tambien chaqueños que habían adoptado a La Plata como su ciudad y a la zona de 23 y 84 como su barrio "de toda la vida"."Miguel era un negro bueno, un juerguista solterón que se jactaba de aquello de en cada puerto un amor. Ni bien terminó el servicio militar nos dijo al viejo y a mí que había encontrado su destino, que el mar era su pasión y que nunca más bajaría de los barcos. Y así fue que anduvo de barco en barco durante 21 años. Era cabo principal y su oficio, el de peluquero. En el 81 se subió al Belgrano, y su última comunicación con nosotros fue el 1 de abril de 1982. Nos dijo "me voy para la guerra", y nosotros no entendíamos nada. Era tan bromista que no lo tomamos muy en serio, porque en ese tiempo nadie sabía nada de ninguna guerra".El que cuenta es su hermano Ramón, quien durante su relato va de la sonrisa a las lágrimas al evocar la figura de quien todavía tiene por desaparecido, "porque en la carta que me mandaron a La Plata el 10 de mayo del mismo 82 decía que Miguel estaba desaparecido y nunca nos comunicaron que falleció. Un eufemismo, porque en las condecoraciones y diplomas de honor que luego nos dieron decía "al caído en combate". Uno en esa época era un poco ingenuo, si hasta a mi viejo Hilario, que se había ido a pasar una semana al Chaco, le mandé una línea por telégrafo que decía 'dieron por desaparecido a Miguel'. Y eso fue lo que también empezó a matar al viejo, porque a partir de allí se enfermó, y a los cuatro años, en el 86, también murió".Conocer sobre los últimos minutos de Miguel Angel fue para su hermano Ramón una obsesión de años. Hasta que pudo dar con Juan Carlos Marcos, un platense que también se desempeñaba como cabo principal en el Belgrano y que fue uno de los 770 sobrevivientes."Este hombre me contó que cinco minutos antes de que estallara el primer torpedo, Miguel había estado en imaginaria. Que se fue al camarote y que tras esos cinco minutos, el barco se fue convirtiendo en una bola de fuego. Me contó que muchos cayeron al agua, pero que Miguel salió del camarote y se abrazó a una columna de hierro, y que allí murió carbonizado. Y me dijo algo que jamás podré olvidar...me dijo que Miguel murió gritando "muero por la Patria"...Después, lo ya conocido y relatado por la historia. El primer impacto fue en la popa y el buque se escoró inmediatamente para dar paso a un silencio profundo primero y a gritos desgarradores después. El segundo impacto arrancó la proa y, una hora después, el Belgrano desaparecía bajo las aguas del océano, mientras en el mar flotaban decenas de balsas repletas de tripulantes que luchaban por soportar el frio para no morir congelados.Pero entre ellos no estaba Miguel Angel Bordón, el "negro chaqueño" que había adoptado a La Plata como su segunda ciudad y al mar como su domicilio eterno.